Siempre envidie tu mirada... la cual era invisible para mí. Envidie, cuando lo mirabas a él. Como tus ojos brillaban... también lo envidie a él. 

Él siempre se robo tus ojos, los cuales amaba tanto... mientras me quedaba en silencio, dejando que el viento se lleve mi voz. Hormigas caminan en mi espalda.

La envidia lo abarcaba todo, todo mi ser. Fumaba uno tras otro, hasta que llegara al filtro de cada cigarrillo, hasta quemarme los dedos.

Cada bocanada, me acerca más a ti, muerte.  Me sumerjo cada vez más y buceo en mis recuerdos... recuerdos que mienten. 

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